Cuotas sin interés no siempre convienen

Programa de Fomento al Consumo y la Produccion

Lo mismo que cualquier plan de financiación en cuotas ofrecido por un banco, agencia de viajes, shopping o comercio, el plan Ahora 12 (cuotas sin interés) que el Gobierno lanzó para reactivar la demanda parece genial pero atención, que puede no ser tan bueno: analizado desde una perspectiva práctica y acotada, el plan es claramente conveniente: con una inflación  que roza 40% anual, en términos reales se termina pagando mucho menos de lo que valdrá el bien adquirido cuando se finalice el plan. La propuesta cierra, qué gran tentación.

Sin embargo, analizado desde una perspectiva más abarcativa del contexto, pagar en un plan de cuotas aunque sea sin interés puede convertirse en un problema para todas las que hoy lo vean como una oportunidad. El impacto estrictamente económico en el bolsillo de quienes utilicen este plan para financiar sus compras puede resultar ventajoso en el momento comparando contra la inflación, aunque la comparación más útil es contra la evolución de los propios ingresos, que en la mayoría de los casos no acompaña la suba de precios en la misma proporción. Aun así, se supone ventajoso. Y lo será siempre y cuando estemos absolutamenta seguras (y esa presunción finalmente se cumpla) de que en los próximos doce meses estaremos en las mismas condiciones económicas que hoy. Lamentablemente, la tendencia que arrojan las cifras privadas respecto de suspensiones, despidos, retiros voluntarios y jubliaciones anticipadas indican que cabe que nos planteemos la duda.

También cabe que, como personas pensantes y, en lo posible, compradoras racionales, nos hagamos el siguiente planteo: ¿es lo mismo un plan de cuotas de un banco o comercio que uno que lanza y estimula el Gobierno? A diferencia de los dos primeros, se supone que el Gobierno  debe velar por los intereses de los ciudadanos, es decir nosotras, en vez de instarnos a endeudarnos (con subsidio, sí, pero deuda al fin) cuando no puede garantizarnoss que tendremos las condiciones para afrontar ese pasivo. Las estadísticas disponibles ya son claras al respecto: hasta diciembre de 2013, los titulares de tarjeta de crédito que realizaban el pago mínimo no superaba 22%. A partir de febrero de este año, es cada vez mayor la cantidad de titulares de plásticos que no alcanza a cubrir el saldo total, porcentaje que hoy ronda 30 por ciento. Dicho de otro modo, se nos alienta a cargar con más cuotas nuestras tarjeta a riesgo de no poder pagar el saldo total y que, en ese caso, los intereses por encima de 50% anual anulen cualquier beneficio obtenido inicialmente con el plan de cuotas 0%.

Está claro que el plan para incentivar el consumo va dirigido, entonces, a quienes pueden pagarlo, con lo que surge otro aspecto cuestionable: este plan opera como cualquier otra promoción. Es decir que se basa en generar la percepción de oportunidad y estimula la compra por impulso, tal como lo hace un shopping o cadena de electrodomésticos. Otra vez, una estrategia llamativa si consideramos que se trata de un plan oficial que debería promover el consumo responsable, racional e inteligente.

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