El plan de negocios puede esperar

por vporce – 11

 

El manual del emprendedor es clarísimo en este punto: armar un buen plan de negocios es fundamental para empezar un emprendimiento propio. ¿Lo es? El plan de negocios son una cantidad importante de páginas donde se describe la idea del negocio, se explica por qué es tan fantástica y se elaboran unos cuantos supuestos basados en muchísima investigación de mercado. Es un ejercicio teórico indispensable. Eso es lo que dice el manual del buen emprendedor: para ir de la idea al negocio, lo primero es escribir el plan. Lo sabe todo el mundo.

Lo que no sabe todo el mundo es cómo escribir un plan de negocios y realmente para qué le va a servir. Es obvio que si se trata de ir a buscar financiamiento de fondos de inversión o de los llamados inversores ángeles, aquellas personas que aportan a título individual financiamiento necesario para iniciar un negocio (en la jerga, para el start up) es necesario armar esta carpeta pero lo cierto es que la inmensa mayoría de las mujeres que deciden emprender no empiezan, precisamente, buscando plata entre fondos de inversión. Sin embargo, esa misma inmensa mayoría “aprendió” que lo primero es hacer el plan de negocios con lo cual destinan una generosa cantidad de tiempo a entender de qué se trata y cómo se hace. Algo que a las mujeres nos encanta: dar vueltas, investigar, capacitarnos, hacer cursos, etc. Con la información mínima requerida ya incorporada, ahora sí, manos a la obra. A empezar a planificar el propio negocio, lo cual también lleva una cantidad infinita de horas de research analizando la competencia, las tendencias futuras del mercado, escenarios posibles y el pronóstico meteorológico.

En vez de planificar, investigar y capacitarse tanto, Denise Stasi, capacitadora enfocada en emprendimientos de mujeres, propone “hacer” más. Entrar en acción. Aplicar el método de prueba y error. Ir de menos a más. Ir ajustando al andar. Lo mismo que Linda Rottenberg, quien aporta estadísticas: de las 500 compañías más grandes listadas en el ranking de la revista Inc.; sólo el 12% realizó investigaciones de mercado formales antes del lanzamiento mientras que menos de la mitad escribió un plan de negocios (40%) y, de esos que lo hicieron, más de la mitad (65%) admitió haberlo tirado a la basura más adelante[1]. La realidad es que, llegada la necesidad de contar con un plan de negocios, siempre se puede contratar a alguien que lo escriba. En esa instancia, seguramente, habrá fundamentos mucho más sólidos y reales para justificar lo que allí se dice y acertar con las proyecciones.

            Cumplir a rajatabla con este punto del “decálogo del buen emprendedor” puede hacer perder mucho tiempo y generar inseguridades que no existían. Mucho mejor es testear el proyecto en la realidad, con el menor riesgo posible, y avanzar paso a paso. En la práctica, no en la teoría. Lo importante es mantener las cosas simples.

 

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