Mi plata, tu plata y la de tu/mi ex también

Te casaste, tuviste hijos y hace poco te separaste. Si ya es difícil manejar este temón en el plano meramente emocional, imagináte cuando encima tenemos que resolver adultamente situaciones económicas que, en definitiva, son súper importantes porque conciernen el futuro de nuestros hijos y su patrimonio (no sólo el nuestro). Por eso acá te armamos un paso a paso básio de lo que sería ideal. Sabemos que no es fácil pero es bueno tener presente algunos conceptos para intentar que la vida de todos sea más fácil.

1) Ordená, clasificá, eventualmente descartá: puede que mientras hayan estado juntos, no tenían tan identificados todos los gastos (desde los más básicos a aquellos que ni registrás) ni de dónde provenían exactamente los recursos para afrontarlos. Ahora no te queda más remedio que revisar uno por uno y prorizarlos. Ahora es probable que aparezcan nuevos gastos pero también que desaparezcan otros. Por ejemplo ¿vos para qué querés la señal premium de cable con toooodos los canales de fútbol? ¡Dále de baja ya!

2) Calculá los gastos de los chicos: en la clasificación del punto 1) es súper importante que todos los gastos concernientes a los hijos en común se consideren aparte. Esto para tener una idea bien clara de cuánto se necesita como cuota de alimentos y también para que ambos tengan una exacta dimensión de que ese dinero es para que los chicos estén bien, no para que una vaya a la peluquería. Parece completamente pasado de moda pero lo cierto es muchos hombres sienten que le están dando plata “a la mujer” y no que están realmente aportando al bienestar de sus hijos.

3) Usá cuentas separadas: los gastos de la casa, los tuyos y todo lo que se haya decido que cubras vos, podés administrarlo desde tus cuentas habituales. Pero todo lo que incluya los gastos de tus hijos (el colegio, la ropa, las clases de tenis), cubrilo con fondos de una cuenta aparte, que sea alimentada por aportes de ambos. La idea es la anterior, que la administración se transparente y muy ordenada así no hay lugar a tantos reproches y peleas evitables.

4) Aplicá la asignación específica: a veces, para evitar la sensación masculina de estar subsidiando a su ex, podés proponerle que afronte los gastos que podrían cubrirse con el monto que acordaron que te va a pasar. Por ejemplo, que pague el colegio y la prepaga de los chicos. O que se ocupe del club, la ropa y las clases de guitarra. Claro que lo ideal es que quede asentado en algún lugar para que no haya un reclamo el día de mañana.

5) Buena onda pero todo por escrito: suele ocurrir que entre los ex más civilizados y con la mejor onda entre ellos, el acuerdo económico es tan fácil que ni necesidad de abogados ni ponerlo por escrito. Esto es un tremendo error. Es mejor una tremenda pelea hoy a cara de perro y que quede todo clarísimo para despejar la incertidumbre económica del futuro de nuestros hijos que una dulce separación que implique dejarlos en Pampa y la vía cuando se te ocurra empezar a salir con otro. En esto de las emociones, ya te lo dijimos, las vueltas son de lo más extrañas y el dinero es monedita de cambio…literalmente.

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