Cómo sobrevivir en la #ECONOMÍA2016
Todo cambió desde fin del año pasado: ahora, ahorrar en dólares dejará de ser negocio pero la inflación seguirá siendo una enorme amenaza para el bolsillo, mientras que el aumento de las tasas de interés y el desfase de las negociaciones salariales respecto de la suba de precios tendrán un fortísimo impacto. Plazo fijo y propiedades, dónde conviene invertir. Acá algunas claves para sobrevivir lo más indemne posible a lo que se viene:
Dólar. A pesar de las oscilaciones bruscas de los últimos días, el gran salto devaluatorio ya se produjo y el horizonte hacia fin de año es, a lo sumo, de suba muy gradual. De hecho, la cotización del dólar futuro indica un ajuste menor a 10% hacia el segundo semestre. Esto implica que ahorrar en dólares sigue siendo seguro pero ya no será tan rentable, porque los precios subirían en mayor proporción durante los primeros meses del año. Hoy el riesgo del que hay cubrirse no es la devaluación sino la inflación.
Precios. Tras un cierre de año con fuerte suba de precios (en torno a 4% para diciembre) y un aplacamiento en las últimas semanas, la inflación recobrará impulso en los próximos meses para cuando se prevé el aumento de tarifas de luz y gas, ajuste en las cuotas de las prepagas, colegios e impuestos (inmobiliario y patentes suben entre 25% y 30%), que se suman al impacto de la reciente suba de naftas, que volverá a registrar una suba. Todos estos incrementos llegarán antes que las paritarias, por lo cual tenerlos previstos amortiguará el efecto en el bolsillo. Se impone un año austero.
Consumo. El repunte de la inflación en los próximos meses sin el correlato de la recomposición del ingreso tendría un nuevo impacto en el consumo. Programas como el Ahora 12 y promociones de bancos y tarjetas podrían sostenerlo pero las proyecciones de los economistas van de un estancamiento a una caída de 2% en 2016. Las consultoras especializadas en investigación de mercado como CCR y Kantar World Panel detectan un proceso creciente de migración de marcas líderes hacia segundas marcas y de sustitución de productos.
Créditos y tarjetas. El salto en las tasas de interés en los créditos al consumo tras la eliminación de los topes impuestos por el BCRA tras la devaluación de 2014, cuando las tasas se dispararon por encima de 60% anual, también tendrá su efecto. La financiación con tarjeta ya se encareció 7 puntos (está en el orden de 48% anual) y seguirán subiendo en la medida que se acelere la inflación. Quienes ya están endeudados a tasa variable, comenzarán a partir del mes próximo a percibir los aumentos en las cuotas. Lo ideal en estos casos es precancelar aunque sea parcialmente si existe la posibilidad de hacerlo sin costo.
Inversiones. Con tasas que llegaron a 30% anual y ahora promedian 27%, la colocación en plazo fijo en pesos vive un boom. Sólo en la primera semana post-devaluación, los bancos captaron unos $ 28.000 millones de privados, lo que equivale a un aumento de 8% del stock total de plazos fijos. Sin embargo, se trata de una tasa que si bien le ganaría al dólar, no a la inflación. Aún así, dentro del menú de opciones sencillas y de muy bajo riesgo, sigue siendo la más indicada. Bonos, acciones y otros instrumentos financieros, para los más expertos, dedicados y arriesgados.
Propiedades. Existe la expectativa de una suba de precios con lo cual sería buen momento de comprar (y malo para vender) ya que, aun cuando esta suba no se produzca, difícilmente se produzca una baja. Este incremento de los inmuebles podría potenciarse si empezara a recrearse el crédito hipotecario. El jueves pasado, el Banco Central habilitó a las entidades financieras a incluir este tipo de préstamos dentro del cupo que deben destinar a los créditos productivos con una tasa máxima de 22% anual.