Breve guía para entender la mini-crisis del dólar

En la última semana de abril, el dólar subió 4o centavos, de $20,50 a $20,90, según el cierre del viernes 27. La suba no es exagerada ni hubiera sido el gran tema de la semana sino fuera que el Banco Central tuvo que frenar esa escalada -que hubiera sido mucho mayor, de hecho la divisa llegó a cotizar a $21,20 durante la mañana del viernes- con una venta de reservas mayor a los u$s 4.000 millones. Esta intervención del Central no sólo es récord sino que marca un giro en la política cambiaria de la entidad que, hasta el verano, prefería no participar del mercado salvo excepciones. Sin embargo, a contramano de lo que ocurría en todos los mercados de la región, el BCRA evitó una mayor devaluación del peso. El motivo: evitar que la suba del dólar se traduzca en una mayor suba de precios en mayo.  Asimimso, como la venta de reservas asomó como un elemento insuficiente para soportar la presión compradora, el BCRA también decidió subir la tasa de interés para atraer aquellos inversores dispuestos a quedarse en pesos (y no cambiarlos a dólares) a cambio de un premio mayor. Acá una breve síntesis de lo ocurrido durante la semana:

  • ¿Qué pasó?

El dólar empezó la semana presionado a la suba. El miércoles el BCRA rompió el récord de venta de reservas para frenarlo y, con una venta de u$s 1472 millones, evitó que la cotización superara los $20,55. Sin embargo, en los días siguientes, no tuvo más opción que soltar el precio del dólar y, al mismo tiempo que vendió reservas por otros u$s 835 millones el jueves y u$s 1382 millones el viernes, no pudo evitar una devaluación de 2,16%, con un precio de $20,90 en el cierre del viernes. En sólo una semana vendió unos u$s 4.000 millones (también había intervenido con montos menores lunes y martes). 

En paralelo, como la venta de reservas no era suficiente para frenar la corrida, el BCRA decidió el viernes subir la tasa de referencia a 30,25%. Además de ser un dato económico que marca un regreso a la política anti-inflacionaria de tasas altas defendida por el titular de la autoridad monetaria Federico Sturzenegger, la fuerte suba de tasas también es un dato político: el cambio de contexto forzó al ala política liderada por el jefe de Gabinete Marcos Peña, guiado por su vice Mario Quintana, a aceptar la estrategia del Banco Central, que parece haber recuperado el control de la política monetaria y, como efecto colateral positivo, iniciar la reconstrucción de la credibilidad perdida en abril cuando, a disgusto, Sturzenneger empezó a bajar la tasa de interés tras el cambio de metas de inflación. Historia antigua.

  • Por qué subió

El clima del mercado cambiario se explica por una combinación de factores locales y externos que se potenciaron entre sí. La suba de tasas en Estados Unidos provocó un flight to quality (vuelo a la calidad, es decir, fuga de capitales de países emergentes) que afectó a toda la región, con devaluaciones de todas las monedas. El cimbronazo para la Argentina no hubiera sido tan grave si, al mismo tiempo, no existieran las fuertes restricciones para maniobrar en el mercado -una economía con camisa de fuerza- como datos del contexto doméstico que profundizaron la corrida. Para sintetizar podemos decir que la mini-crisis del dólar se puede atribuir a factores externos y locales en las siguientes proporciones:

70% el factor tasa de interés USA, con la consecuente huída de capitales y devaluación de monedas a nivel mundial

30%  factores locales como la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera para las Lebac a los inversores extranjeros (de ahí la suba de tasa, que compensa la menor ganancia tras la aplicación del tributo con el fin de retenerlos en las Lebac y huyan hacia el dólar), la sequía que disminuyó la cantidad de dólares del campo en el mercado y finalmente el ruido por las tarifas y la falta de aprobación de la ley del mercado de capitales que hacen dudar a los inversores extranjeros, otra vez, de la capacidad política del Gobierno de hacer frente a reformas consideradas clave para la economía.

Camisa de fuerza

En un contexto de inflación más controlada, el Banco Central hubiera permitido que la libre flotación del dólar implicara el aumento en su cotización. Sin embargo, la lección aprendida entre diciembre y febrero con la fuerte suba del billete -que pasó de menos de $18 a más de $20, con un gran impacto en los precios mayoristas, que en febrero y marzo registraron subas de 4,6% y 4,8%, que a su vez se trasladó al índice de inflación minorista- lo llevó a evitar que la cotización se disparara por encima de $21. El punto es sencillo: si sube el dólar sube la inflación. Para frenar tanto la suba del dólar como de la inflación, el Central sube las tasas. Volveremos en los próximos días a la discusión de la bicicleta financiera, el atraso cambiario y el enfriamiento de la economía…

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