Hábitos de” ahorro” que te terminan hundiendo
¿Nunca te pasó que, creyendo que te estabas cuidando en las comidas, terminabas engordando
más? Seguro que sí y eso ocurre porque en plan querer adelagazar, adquirís por desconocimiento
conductas contraproducentes. Con tu economía pasa lo mismo: en función de querer gastar
menos, adquirís algunos hábitos te terminan haciendo gastar más. Estamos de acuerdo que la publicidad
y el marketing, con un bombardeo continuo de descuentos, ofertas y promociones, hacen lo propio para
confundirte y malinformarte. Por eso, erradicá de tu conducta los siguientes tres ejemplos.
• Comprar siempre lo más barato. Que el principal factor de decisión de alguna compra sea el precio,
“cuanto más bajo mejor”, no es una buena forma de encarar el gasto. Hay consumos
en los que una puede resignar atributos en pos de generar un ahorro pero hay muchas
otras cosas en que amarretear te termina saliendo caro. El caso más típico es la ropa:
vale buscar precio para la remerita o pantalón en los colores de moda que nunca más
volverás a usar pero jamás en las botas o abrigos que esperás que te duren unas cuantas
temporadas.
• Comprar porque ” es una súper oportunidad”. Comprar algo sólo porque está de oferta o hay una
megapromoción no es, si te ponés a pensarlo, del todo sensato. Vos lo ves como una
inversión y ahorro futuro pero de lo que se trata realmente es de un gasto totalmente
inncesario. Sólo sirve subirte a la ola de “las oportunidades” si para comprar aquello que necesitás y tenés
previsto en tu presupuesto, decidís esperar una promoción y apuntás a conseguir un descuento para lograr
reducir ese presupuesto que calculaste o para llegar a comprar si es que la plata no te alcanzaba si no fuera
por el beneficio.
• Puntos y millas. Comprar con el objetivo de sumar cada vez más puntos en el programa de
fidelización de tu banco (que después te da descuentos) o juntar millas con la tarjeta es
una conducta que te puede llevar de viaje pero nunca a tener más plata ahorrada. Pensá
que el pasaje o el descuento, en definitva, lo terminás pagando con todas esas compras
que no te hacían ninguna falta.